30 de julio de 2013

210 / 365 Pedir un deseo

Cuando era peque, mis abuelos me llevaban a un pequeño huerto que había cerca de su casa. Merendábamos allí y mi abuelo me enseñaba a diferenciar las matas unas de otras y a recoger la "cosecha" y llevármela a la boca tal cual. Mis favoritas eran las matas de fresa, con las flores blancas y las fresitas, que cuando más pequeñas más buenas estaban. De vez en cuando salía una mariquita camuflada que se te posaba en la ropa. Mi abuelo me decía que si no le hacía daño y la dejaba estar hasta que ella quisiera marcharse, podía pedirle un deseo. :P Es una tontería, pero me acuerdo mucho de aquello, y lo recuerdo con mucha ilusión.
Hace muchos años que no hay fresas en el huerto, pero seguimos yendo de vez en cuando a reunirnos allí y tal. Pero ahora mi abuelo está chunguillo y no podemos ir... y en fin. Ojalá podamos volver pronto.

2 comentarios:

Marco dijo...

Está superchula. La pinceladita esa que tiene mola mogollón.

Marco dijo...

Está superchula. La pinceladita esa que tiene mola mogollón.