Aquí el señor Indy ha descubirto mis zapatillas de andar por casa (que hasra ahora había permanecido en un lugar seguro, lejos de sus incipientes dientecillos) y le han parecido un juguete de lo más molón. Llega, me las roba y se las lleva a su manta. Cuando me voy a levantar me vuelvo loca buscándolas y tengo que ir a por ellas con el riesgo añadido de pisar algún pipí con el calcetín. Vamos, que entre eso y que le recoja las cacas, se lo debe estar pasando bomba. ¬¬
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